Siempre me gustaron sus ojos, quizás
era esa mirada de niño que sabía ocultar secretos. A veces viajo en los
recuerdos y busco su mirada porque nunca nadie se atrevió a verme como él.
Ahora las palabras son distantes así como los sentimientos, no hay dos brillos
iguales. Con él aprendí a leer el universo ¡Sí! Cada mirada es un universo, el
suyo era de los más complejos pero al mismo tiempo uno de los más hermosos que
alguna vez me atreví amar. ¿Cómo será ahora su mirada?
Tengo miedo de la respuesta.
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