Pequeño dictador
Acá estás:
Sentado en el banco de la impunidad.
Tu memoria se forra de dinero
(y para tu voz)
es mejor cantarle al olvido
que cantarle a la verdad.
¡No te escogimos!
Te has impuesto comprando el poder,
has perdido la razón.
Respiro tu presencia en los gorilas.
Vas llenando las bolsas de extranjeros,
las bolsas de tu escoria,
comprando casas, aviones.
saqueado la salud,
aniquilado la libertad,
embruteciendo la educación.
50 años para maldecir,
50 años para no pensar,
50 años para no comer,
50 años para no vivir,
50 años sin paz para tus huesos,
la gloria no te pertenece
y menos el perdón
¡Gracias por llegar!
Hace tiempo me oponía a publicar en el blog.
¡Pero llegó el momento! Así que acá estoy, experimentando con la poesía y la narrativa.
Esto soy yo: una bailarina frustrada, una fotógrafa que escribe y una aprendiz de escritora que le fascina la fotografía.
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jueves, 9 de julio de 2015
martes, 7 de julio de 2015
Agosto
Agosto
En tu mirada, existió el fuego
capaz de bautizar los pasos
deseosos de un abrazo
en los pasillos de ese hotel
habitado por tus fantasmas,
por mis muertos.
La lluvia como una cómplice leal,
fue el abrigo de los besos cansados
que se enredaron con el olor de la
ciudad vieja.
Me fui,
te fuiste.
Al final nos abandonamos
sin sueños de nuevas miradas,
cantando amor a nuevos cuerpos.
Pero de vez en cuando,
mi memoria va en pos de ti.
En tu mirada, existió el fuego
capaz de bautizar los pasos
deseosos de un abrazo
en los pasillos de ese hotel
habitado por tus fantasmas,
por mis muertos.
La lluvia como una cómplice leal,
fue el abrigo de los besos cansados
que se enredaron con el olor de la
ciudad vieja.
Me fui,
te fuiste.
Al final nos abandonamos
sin sueños de nuevas miradas,
cantando amor a nuevos cuerpos.
Pero de vez en cuando,
mi memoria va en pos de ti.
Nina
A
doña Nina
Ella inventa sueños,
se viste de recuerdos,
platica con el sol y le sonríe al cielo.
Un día, su diosa se volvió estrella,
su santuario se derrumbó,
ya no hay Paris que se arrodille,
ni Las Vegas que seduzca,
queda una canción
y mucho amor en el ombligo.
Tiene el alma nueva,
aprende a hacer de su nombre un libro,
no cree ser un enigma
pero tiene el universo en su mirada,
enamora al tiempo y al destino,
poco o nada le importa el ruido
que golpea su techo.
Total,
el café sabe mejor
en el balcón.
Poeta
Poeta
Para
Edgar García
La
niña del vestido blanco
que
hizo cambiar tu destino
a
favor de las letras,
juega con una telaraña de mar,
aprendió a pronosticar futuros
se
embaraza del hoy,
burla
al fantasma,
hace
de su cuerpo un verso.
No
la imaginas,
es
tu sangre.
Volviste
del desierto
de
la mano con el amor,
la
diosa es tu estrella
te
obsequió el tiempo,
la
sanación.
Ya
no hay días de luna,
ahora
si hay un mañana
te
quedan las ciudades ahumadas,
la
niña mala aprendió la lección.
No es Dios, pero creo en ella
No
es dios, pero creo en ella
A
Lourdes Martínez
Mamá tiene el corazón roto.
Le arrebataron la infancia,
escondieron su mayor tesoro,
la volvieron de sal.
Pelea con la distancia,
el miedo,
la nostalgia,
la soledad.
No se rinde,
se disfraza de sonrisas,
caza sueños como fiera,
viaja a mí día y noche.
No es Dios, pero creo en ella.
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